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Alain de BERNARDY DE SIGOYER

 
 
 
 
 

 

 

 

 
 
 
Clasificación: Asesino
Características: Parricida - Estafador
Número de víctimas: 1
Periodo actividad: 28 marzo 1944
Fecha de nacimiento: 14 febrero 1905
Perfil víctima: Janine Kergot (su esposa) 
Método de matar: Estrangulación
Localización: Paris, Francia
Status: Ejecutado guillotina 11 junio 1947
 
 
 
 
 
 

Delincuente francés de 39 años que se titulaba marqués. Fichado como estafador por la policía de casi todos los países europeos (entre ellos Alemania, Austria, Hungría, Rumanía, Bulgaria, Italia y España). En marzo de 1944 añadió a la lista de sus delitos el asesinato de su esposa, Janine Kergot.

Entre 1930 y 1940 había sido internado dos veces en un asilo mental. Al ser dado de alta por primera vez, en 1937, compró una enorme casa en Hautvillers, en el Valle de Chevreuse, la «Maison Rouge», donde con otros dos compañeros de manicomio se entregó a su pasatiempo favorito, la práctica de magia negra (unos cuantos años antes había montado sendas «escuelas de magia» en Barcelona y Lisboa). 

En este mismo año fue acusado del rapto de un individuo llamado Petroff Gautcheff quien sostenía haber sido atraído a la mansión del marqués con engaños. Gautcheff había sido encontrado a un kilómetro de distancia de la «Maison Rouge» por unos campesinos; estaba desnudo y exhausto. De sus muñecas y tobillos pendían largas cadenas. Declaró que había conseguido escapar de casa de Bernardy después de haber sido torturado para que diera cierta información sobre «amigos ricos y solitarios». 

Las autoridades, al investigar el caso de Gautcheff encontraron en la «Maison Rouge» los papeles y el pasaporte de un súbdito americano desaparecido y, sospechando que el marqués pudiera haberle asesinado, comenzaron a buscar el cadáver por los alrededores. Bernardy reaccionó en aquella ocasión declarando que se había comido el cuerpo del americano y fue internado de nuevo en un manicomio. A los pocos meses, por la intercesión de una antigua amante, Bernardy se hallaba otra vez en libertad.

Durante la guerra, el marqués dirigía un restaurante en la avenida de la «Grande Armée» y un «centro esotérico» en el 27 de la calle Bleu; adquirió una gran fortuna vendiendo coñac al por mayor al ejército de ocupación alemán. 

Por aquel tiempo contrajo matrimonio con Janine Kergot («muy simpática y deportiva»), que le dio dos hijos; la niñera de éstos, Irene Lebau, le dio otro por su parte en 1943. En 1944, la marquesa de Bernardy conseguía legalmente de su marido una subvención de 10.000 francos mensuales y marchaba a vivir con su madre, dejando a Irene Lebeau como dueña y señora de su residencia del bulevar de Bercy. 

El 28 de marzo, viendo que la mensualidad se retrasaba, Mme. Bemardy decidió visitar al marqués; fue vista por última vez cuando atravesaba el portal de la casa de éste. Su madre, asustada e inquieta, acudió a la policía y a la Gestapo, pero Bernardy resistió los interrogatorios con serenidad y afirmó que su mujer había dejado la casa media hora después de su llegada. 

Después de la liberación de París, en 1945, Bernardy fue encarcelado por sus actividades colaboracionistas; las pocas cartas que logró hacer salir de la prisión de Fresnes fueron las que proporcionaron a la policía los primeros indicios de lo ocurrido con su esposa. En una de ellas rogaba a un amigo que se pusiera en contacto con Irene Lebeau (que en aquella época estaba a punto de contraer matrimonio, ante la cólera del marqués) y le recordase el «sillón rojo». En otra, dirigida a Irene misma, le aconsejaba que escondiera en sitio más seguro un cajón que «contenía papeles confidenciales» y que se encontraba todavía en la casa del bulevar de Bercy. Irene entregó el cajón a su cuñado, quien, viendo que contenía ropas y bisutería identificables como pertenecientes a la marquesa, lo entregó a la policía. 

Irene Lebeau, ante el cariz que habían tomado los acontecimientos hizo unas declaraciones que dieron por resultado una investigación detallada del almacén de Bemardy, situado en la rue de Nuits. Enterrado en el suelo de la bodega se halló el cadáver de madame Bemardy ante lo cual el marqués pareció mostrar una fúnebre satisfacción: «Siempre es agradable saber dónde reposan nuestros muertos». Irene relató al fin cómo había visto a Bemardy estrangular a su mujer cuando ésta se hallaba sentada en un sillón rojo durante su fatal visita. El marqués se defendió, acusando a Irene de haber disparado contra su mujer en un rapto de celos y declarando que él únicamente la había ayudado a esconder el cadáver; sin embargo, no se encontró en el cuerpo huella alguna de bala.

Bemardy e Irene Lebeau fueron juzgados acusados conjuntamente del asesinato de Janine Sigoyer de Bemardy; el 23 de diciembre de 1946 el primero fue declarado culpable, mientras su compañera era absuelta. Condenado a la última pena, el marqués fue guillotinado en el mes de junio de 1947.

 
 

Alain de Bemardy de Sigoyer

Alain de Bemardy de Sigoyer, autodeclarado marqués, ocultista y aprovisionador de brandy para los alemanes. 

El 29 de marzo 1944, cierta madame Kergot fue a la estación de policía situada en el Boulevard de Bercy e informó que el día anterior su hija había ido a una casa de la misma calle y no había vuelto al hogar.  Aquella casa era la de su marido, M. Bernardy de Sigoyer, de quien vivía separada y a quien había ido a ver por no haber recibido la pensión establecida por ley.  La policía fue a investigar. 

Dos sirvientas dijeron que efectivamente madame Bemardy había llegado el día anterior, pero que la habían visto irse. El marquis hizo ciertas útiles sugestiones, y ostentosamente mostró una tarjeta en que demostraba que gozaba de protección de los alemanes. 

Los policías volvieron a su estación e informaron del asunto al Quai des Orfévres, donde el caso fue turnado al superintendente Massu.  No encontró rastros de la esposa desaparecida, y su madre, audazmente, se dirigió a la Gestapo.  Bemardy de Sigoyer fue llamado allí y, según Alistair Kershaw, cuyo relato sigo en gran parte, fue sometido a las torturas habituales, pero no reveló nada.  Entonces, se le dejó ir.

El 24 de agosto, París fue liberado.  Dos días después, las tropas bajo el mando del general Leclerc entraron en la ciudad y, por lo tanto, debió de ser el 26 cuando Alain de Bernardy de Sigoyer fue descubierto por dos policías en la Place de I'Hôtel de Ville y detenido, no por haber hecho desaparecer a su mujer estrangulada, sino por haber colaborado entusiásticamente con los alemanes.  Llevaba un brazal que lo identificaba como uno de los dirigentes de la Resistencia del 129 distrito. 

Fue llevado a Fresnes, para esperar, entre otros muchos cuyo numero iba creciendo, a ser juzgado por una de las nuevas Cortes de justicia, con ciertas probabilidades de ser fusilado como traidor.

Todavía en Fresnes, ocurrió un marcado cambio en la posición judicial de Alain de Bernardy.

Antes de que él y su esposa se separaran, una muchacha campesina, lréne Lebeau, sirvienta de la casa, había dado un hijo al marquis.  Desde la prisión, él le escribió en febrero de 1945, indicándole que buscara una pequeña caja que contenía documentos privados, en la casa del Boulevard de Bercy y que la pusiera en lugar seguro.  Iréne mientras tanto se había casado con un soldado, y ya no estaba interesada en magia negra.  Dio la carta a su cuñado, quien abrió la caja.  Al ver que no contenía documentos, sino cierto número de objetos fáciles de identificar, como un bolso, un reloj de mujer y una estola de piel, las llevó a la policía.  Cuando le fueron enseñadas a madame Kergot, ésta afirmó que pertenecían a su hija.  En abril, Iréne Lebeau fue citada en el Quai des Orfévres.

Bemardy de Sigoyer había sido detenido por primera vez por el inspector-jefe Hillard, por entonces convencido de que el hombre había asesinado a su esposa; pero no lograba sostener los cargos.  Es posible que en abril de 1945 la ex amante de Bernardy fuera interrogada por Hillard.  Por otra parte, también es posible que haya sido interrogada por el officier de police Émile Casanova, quien tenía un don especial para cierto interrogatorio suave pero efectivo.  En su oficina había un destartalado sillón con el cual en años posteriores, según dice André Larue en Les Flics, ponía nerviosos a los interrogados contándoles que allí se había sentado Petiot.  Esto era cierto, más aún no en aquel día de abril, ya que el caso de Petiot aún se hallaba sub júdice; pero le mostraron a Iréne Lebeau la estola de piel, el reloj de dama, el bolso, etc.

En su declaración original, llevada a su commissariat local, ella sólo había dicho que madame De Bernardy de Sigoyer realmente había llegado a la casa de Reuilly el 28 de marzo del año anterior, pero que se había ido después de una breve visita.  La nueva declaración era más larga y circunstanciada.  Bemardy había ahorcado a su mujer desde atrás, cuando ésta se hallaba, sonriente, en un sillón rojo.  Ella, Iréne Lebeau, lo había observado horrorizada, mientras él tiraba de una cuerda, apoyando la rodilla contra el respaldo del sillón.  Después, había ayudado a su antiguo patrón y amante a enterrar el cadáver en un pozo, excavado el día anterior en el suelo del depósito de vinos.  Un magistrado firmó una declaración de arresto de Iréne Lebeau, que entonces fue llevada a la prisión de la Petite Roquette.

Llevado desde Fresnes, Bemardy admitió haber ayudado a hacer desaparecer el cadáver, pero afirmó que su mujer había sido muerta a tiros por Iréne Lebeau.  Después de la exhumación, efectuada el 20 de abril, dijo que siempre era bueno saber dónde reposaban los muertos.  La autopsia no mostró ninguna herida de bala, pero en cambio, ciertos signos de muerte por estrangulación. 

El caso fue turnado a M. Goletty, magistrado examinador que también había de habérselas con Petiot.  Para su defensa, Bernardy contrató los servicios del Maître Jacques Isorni que también por entonces estaba preparando, como asistente, el proceso del mariscal Pétain. 

Bernardy de Sigoyer compareció ante un tribunal a mediados de diciembre de 1946.  Sentenciado a muerte el día 23, no fue ejecutado hasta fines de la primavera de 1947.

 
 


 

 

 

 

 
 
 
 
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