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Oscar
FLORES LOPEZ
Por Sergio
31 julio 2005
"El ex militar
Óscar Flores Eliseo al parecer se encontraba bajo los efectos de
la droga y con un cuchillo asesinó a su esposa y a su sobrino
Humberto Flores Ruiz, de 11
meses de edad, a quien lo degolló con un cuchillo de cocina",
explicó el jefe policiaco.
Noche de pánico en San
Jerónimo, cuando El Junior bajó gritando y tirando balazos
Ricardo Castillo Díaz
San Jerónimo
SurAcapulco.com.mx
Sólo se asoman las moscas. Hay
muchas. El zumbido aquí es lo único que se escucha. Y el olor.
“Apesta a chuquía”, dice un sanjeronimense que se asoma a una de
las casas donde cayó uno de los balaceados de esta absurda
masacre. La puerta y las paredes, con la marca de los balazos.
Todavía están salpicadas de sangre.
Son las 6 de la tarde y parece
que el tiempo se detuvo. Pocos se pasean. Ni porque es domingo.
Todos, casi el pueblo entero, está en el panteón. Es el sepelio de
nueve de los 11 muertos de la sangrienta jornada del sábado.
Ese día, Óscar Flores López, El
Junior, corrió. “Llevaba los ojos blancos, yo lo vi” dice un
testigo que asegura que se salvó de milagro. “No sé cómo no me
mató, si me pidió permiso para saltar por mi terreno, con la
metralleta en alto y la mano ensangrentada”, recuerda el hombre
empapado de sudor.
Primero, con cuchillo y machete
en manos, destazó a su sobrinito, un bebé de 10 meses de nacido.
Allí comenzó la matazón. El asesino corrió con una AR-15 que le
arrebató a un policía, al que sometió a pedradas y al que dejó en
el suelo herido de muerte rebanándole el cuello. Corrió de bajada
en este cerro del Centro de San Jerónimo, donde vivía. Matando al
que se le cruzaba en el camino. “Andaba como loco disparando”,
recuerdan. “Una tragedia nunca antes vista”, dice el sacerdote
José Luis Mendoza Sánchez.
Luego, los gritos. “¡Métanse,
métanse!”, se escuchó entonces en cada esquina. Se azotaron las
puertas y se cerraron candados. “Al suelo, todos al suelo”. Los
niños se taparon los oídos con sus manitas. El pánico inundó las
calles.
Han transcurrido las horas,
pero hay que tocar puertas. Hoy nadie se asoma y los que lo hacen
visten de negro. De las pocas que no fueron a los sepelios, una
mujer asoma el chongo de su pelo y a su hijo en brazos. Detrás de
la ventana, recuerda: “El Junior bajó gritando y tirando balazos”.
Y entre disparo y disparo, gritaba: “Soy narcotraficante, soy
narcotraficante”.
Cuenta la gente que más bien
“era un mariguano”. Nadie sabe a qué se dedicaba, porque sólo se
le veía con la banda, como le llaman a la bolita que formaban sus
cuates. Eso sí, algunos saben que un tiempo fue militar.
A estas alturas y con más de
diez muertos en la bolsa, el tipo ya es una leyenda. Dicen que El
Junior se vino huyendo de Tijuana “porque mató a dos”, aunque hay
quienes afirman que allá asesinó a siete. Estos, más cinco muertos
que el vulgo le adjudica en Zihuatanejo y tres en Petatlán.
Y eso que era “un muchacho
tranquilo”. Al menos para una anciana que con una gastada toallita
se espanta los zancudos afuera de su casa. A ella la saludaba,
cada vez que pasaba. “Buenas tardes señora, buenas tardes
muchacho, pero nada más, imagínese usted ¿quién se iba a imaginar
lo que iba a hacer algún día?”, dice sorprendida la viejecita.
A otros no les extraña. “Cuando
andaba mariguano él luego decía que soñaba que mataba a mucha
gente”, cuenta una de sus vecinas mientras se escucha el canto de
los gallos.
A unos pasos de aquí está su
casa. Muda, abandonada. Obra negra de tabiques rojos, con retazos
de tela como puertas. Terreno pequeño que también alberga un
cuartito de madera con techo de lámina de cartón. Y una palmera
que la cuida.
Unos dicen que su familia huyó.
Hasta se afirma que la madre del multihomicida no quiso reclamar
su cuerpo, que según se sabe, fue llevado al Semefo de Acapulco.
“A mí ya me había encarado”,
recuerda el hombre sudado que dice que corrió con suerte el día de
la masacre. “Una vez me dijo que no le gustaba que la gente lo
viera feo”. Le da un largo trago a una Fanta roja. “Mira, me dijo,
a mí me han dicho que tú eres chingón, pero yo soy más chingón que
tú”.
El hombre se queda con un
paisano al que le cuenta otra vez su versión. Va uno bajando a la
plaza central, que de nuevo se comienza a poblar. Los que salen lo
hacen cabizbajos. Caminan callados. El temor.
Unas cuadras abajo, la leyenda
y el miedo colectivo dicen ahora que el desquiciado sigue vivo.
Que hizo “pacto con el diablo”
y que resistió los balazos de los policías, que según la versión
oficial le quitaron la vida.
Que aguantó los cuchillazos con
los que supuestamente se suicidó.
Que le quedaron las tripas de
fuera y que al descubrírselas todavía se carcajeó.
Que guardó una bala y creen que
en cualquier momento puede regresar.
*****
Once muertos, entre ellos
cuatro niños, dejó presunto drogado en el centro de San Jerónimo
Después de una hora de
deambular por calles céntricas de la ciudad costeña, disparando
con un AR-15 a todos los que encontró en su camino, a Óscar Flores
López, de 23 años, lo mató de un balazo un policía federal de
caminos. Sitiaron el Zócalo la noche del sábado patrullas de la
preventiva de San Jerónimo, de Atoyac, de Tecpan, dos convoyes de
la 27 zona militar; una patrulla de la 13 Cinco; cuatro de PFP, 14
policías ministeriales y ciudadanos con sus propias armas, para
intentar detener al multihomicida
Daniel Velázquez Olea y
Francisco Magaña San Jerónimo
Un joven de 23 años de edad,
presumiblemente drogado, Óscar Flores López, a quien le decían
Júnior mató a 11 personas, entre ellos cuatro menores de edad,
hirió a dos más y finalmente fue asesinado por un policía de la
Federal Preventiva de caminos que intentó detenerlo.
Entre las víctimas se
encuentran dos familias completas, un funcionario del Ayuntamiento
y su propio sobrino, un niño de 10 meses de edad.
Los asesinatos ocurrieron este
sábado de manera contínua desde las 9:50 hasta las 11 de la noche
en las calles aledañas a la plaza Juárez –el Zócalo de San
Jerónimo, en la Costa Grande–.
Las víctimas son: Omar García
Cruz de 17 años, el doctor Ricardo Jiménez Arellano de 48 años; el
subdirector de Desarrollo Rural del Ayuntamiento y suplente del
alcalde, José Manuel Gómez del Río y su esposa Yolanda Valdeolívar
Carranza.
También asesinó al matrimonio
formado por María del Rocío Reyes Ibarra de 41 años, Juan Anselmo
Rosales Gaspar de 47 años y su hijo Javier Michelle Rosales Reyes
de 15 años.
Humberto Flores Ruiz, de 10
meses de edad, Roberto Vallejo de 55 años, Leonarda Navarrete
Saligán de 47 años, Alan Camacho Navarrete de 3 años.
Los heridos son Silvia
Argentina Gómez Valdeolívar internada en el hospital general de
Acapulco y el policía Ezequiel Mendoza Mateo internado en una
clínica particular de San Jerónimo.
La policía Preventiva de San
Jerónimo después de que no pudo detener al homicida solicitó el
apoyo de otras fuerzas policiales.
A San Jerónimo llegaron una
patrulla de la policía Preventiva de Atoyac con 10 policías; una
patrulla de la policía Preventiva de Tecpan con 10 policías; dos
convoyes de la 27 zona militar; una patrulla de la 13 Cinco;
cuatro patrullas de la Policía Federal Preventiva, sector caminos,
14 policías ministeriales y también participaron ciudadanos con
sus propias armas.
Según el reporte policial de la
Preventiva de San Jerónimo, a las 9:50 de la noche recibieron una
llama de Claudia Guadalupe –sin apellidos– en la que pedía auxilio
porque su cuñado había atacado a su hijo de 10 meses de edad.
De acuerdo con las versiones,
Óscar Flores López levantó al niño de la cuna donde dormía le
cortó la garganta con un cuchillo de taquero y también le cercenó
las piernas.
Cuando los policías llegaron al
domicilio, el homicida atacó con una piedra al segundo comandante
Ezequiel Mendoza, le dio dos cuchilladas y le arrebató el AR-15
que llevaba.
Los policías que lo acompañaban
intentaron dispararle a Óscar Flores pero sus armas no
funcionaron, según relata el boletín enviado por el gobierno del
estado.
El policía permanece internado
en una clínica particular de San Jerónimo.
Después de esto, el asesino que
vestía sólo una bermuda color negro bajó por la calle Educación y
ahí disparó el arma AR-15 contra la familia de María del Rocío
Reyes Ibarra de 41 años, Juan Anselmo Rosales Gaspar de 47 años y
su hijo Javier Michelle Rosales Reyes de 15 años, que estaban
afuera de su casa.
Óscar Flores continuó bajando
por la calle, y en la contraesquina trasera de la iglesia del
Santuario de San José, en la calle Recreo, volvió a disparar el
AR-15, esta vez contra el subdirector de Desarrollo Rural del
Ayuntamiento y suplente del alcalde, José Manuel Gómez del Río, su
esposa Yolanda Valdeolívar Carranza que resultaron muertos y su
hija Selva Argentina Gómez Valdeolívar que está herida e internada
en el Hospital General de Acapulco.
De acuerdo a los testimonios
obtenidos por los vecinos, cuando escucharon las detonaciones
prefirieron quedarse en casa, pero el doctor Ricardo Jiménez
Arellano de 48 años, propietario del conocido sanatorio San José
salió de su clínica ubicada en calle Recreo a ver lo que sucedía y
se encontró con el homicida quien le disparó y continúo su
transitar por las calles del centro de San Jerónimo.
El Junior, como lo apodaban,
caminó por la calle Galeana, a un costado de la plaza principal y
cerca del mercado se encontró con el joven Omar García de la Cruz
a quien también le disparó y mató.
Después siguió por Francisco I.
Madero, y en la esquina con Nicolás Bravo, se acercó a la puerta
del señor Roberto Vallejo de 55 años de edad, quien descansaba en
una hamaca y le disparó tres balazos.
Siguió por la misma vía hasta
llegar a la calle Victoria, en el umbral de la puerta de su casa
estaba Leonarda Navarrete Saligán de 47 años junto a su hijo Alan
Camacho Navarrete de 3 años.
A ella le disparó en una
ocasión y al pequeño lo golpeó con la culata del arma; los dos
murieron.
El homicida continuó
deambulando por la zona conocida como El Huizache, y en la esquina
de la calle Vicente Guerrero y Álvarez se bañó en una pileta con
agua.
Después, los vecinos dicen que
lo vieron pasar hacia las huertas, donde se desvistió y abandonó
el arma.
Para ese entonces contó el
director de la Policía Preventiva de San Jerónimo ya habían
llegado refuerzos y el Zócalo estaba rodeado.
Pero a Óscar Flores López lo
detuvieron en un callejón, en un lugar al que le llaman El Alto,
atrás del centro de salud, por donde caminaba desnudo, dicen que
iba de regreso a su casa, un policía de la Federal Preventiva de
caminos le disparó y lo mató.
El cuerpo del multihomicida fue
trasladado al Semefo de Acapulco.
Al medio día del domingo el
alcalde de San Jerónimo, Jaime Torreblanca García, ofreció una
conferencia de prensa donde informó lo sucedido.
Durante el día atendió llamadas
del gobernador del estado, Zeferino Torreblanca Galindo; el
procurador del estado, Eduardo Murueta Urrutia, y la secretaria de
Desarrollo Social, Gloria Sierra López.
*****
El Júnior hace pocos días
regresó de EU, dice un boletín del gobierno del estado
Según los primeros resultados
de la necropsia practicada en el Semefo de Acapulco al
multihomicida de San Jerónimo, Óscar Flores, El Junior, éste se
encontraba intoxicado con enervantes, y de acuerdo con versiones
de los lugareños, tenía pocos días de haber regresado de Estados
Unidos, informó el gobierno del estado en un boletín de prensa,
con algunas imprecisiones.
Dijo que según las primeas
indagatorias, este sábado a las 22:50 horas, la policía municipal
de San Jerónimo de Juárez recibió una llamada en la que se les
informó que en la colonia Loma Bonita, de esa cabecera municipal,
se encontraba un individuo completamente desnudo, por lo que dos
policías se trasladaron a ese lugar.
A su llegada a la colonia Loma
Bonita, los elementos de seguridad se percataron de que Oscar
Flores Eliseo (a) El Junior, de 22 años, golpeaba a un menor de
escasos 4 años, y al intervenir, el agresor sorprendió a uno de
los elementos a quien le dio 2 puñaladas y le arrebató un arma
AR-15.
En tanto, el otro policía
intentó cortar cartucho, sin lograr que su arma funcionara, por lo
que huyó del lugar, siendo perseguido por Óscar Flores Eliseo,
quien comenzó a disparar a toda persona que se encontraba a su
paso, resultando ocho personas muertas al instante y
posteriormente, por las heridas ocasionadas, fallecieron tres más.
Las personas que murieron
trágicamente en estos acontecimientos son Omar García de 17 años
de edad, Ricardo Jiménez Arellano de 43 años de edad, Yolanda
Valdeolívar Carranza de 43 años, Eva María del Rocío Ibarra de 45
años, Juan Antonio Rosales Gaspar de 47 años y Humberto Flores
Ruiz de 10 años (aunque testimonios de familiares y vecinos dicen
que era un bebé de 10 meses).
Asimismo, Roberto Vallejo de
48 años, Leobarda Navarrete Saligán de 50 años, José Manuel Gómez
del Río de 55 años quien se desempeñaba como director de
Desarrollo Rural del Ayuntamiento y era el suplente del alcalde,
Jesús Michelle Rosales Reyes de 15 años, y Juan Antelmo Rosales
Gaspar de 47 años (nombre repetido por Juan Anselmo en el boletín
oficial que omite el nombre de Alan Camacho Navarrete de 3 años).
Posteriormente, en una acción
conjunta de la Policía Investigadora Ministerial, la Preventiva
Municipal y la Policía del Estado, persiguieron a Óscar Flores
Eliseo, quien al verse acorralado se enfrentó a los elementos
policiacos, quienes respondieron dándole muerte.
En otro boletín se informó que
el gobernador Zeferino Torreblanca condenó los hechos, expresó a
los familiares de las víctimas su más sentido pésame, ante
acciones reprobables que afectan la tranquilidad de los
pobladores de esa localidad de la Costa Grande.
Dijo el mandatario estatal que
se trató de una persona desquiciada por los efectos de una droga.
Por otro lado, manifestó que su
gobierno continuará realizando acciones y programas que permitan
ofrecer a los guerrerenses mayor seguridad en sus lugares de
origen.
Silencio y dolor tras matanza en Guerrero
El reporte
final es de 10 muertos tras el ataque la noche del sábado pasado
Laura Reyes Maciel - El
Universal
Martes 02 de agosto de 2005
San Jerónimo, Gro. El
recuerdo duele a la población de San Jerónimo. Desde que se camina
para llegar al zócalo de la cabecera municipal de esta
demarcación, el aire que se respira es de luto.
El ambiente es sobrio en los callejones y
andadores. Hay silencio total en el pueblo y en el interior de las
casas lamentos de lo ocurrido la noche del pasado sábado.
La población apenas lo cree. Nunca esperó que
en un pueblo de 6 mil 964 habitantes, unas ráfagas de una arma de
fuego rompieran con la tranquilidad cotidiana de una noche de
sábado. Mucho menos imaginaron que los disparos hechos por el ex
militar Óscar Flores López, de 22 años de edad, y recién llegado
de Estados Unidos, cegaran la vida de 10 personas en unos cuantos
minutos.
La aparente paz que prevalecía en esta
localidad, muy cercana al municipio de Atoyac de Álvarez, se tornó
en pánico envuelto en incredulidad por el número de vidas humanas
que se perdieron en una sola noche.
A casi 72 horas de la masacre, el reporte final
del ayuntamiento de San Jerónimo es de 10 víctimas mortales, entre
éstas tres mujeres y tres menores de edad, uno de ellos de 10
meses de nacido.
La gente se niega a hablar. "Duele de tan sólo
recordarlo", dice doña María de la Luz, quien vive a un costado de
donde, la noche del pasado sábado, el multihomicida fuera herido
de muerte.
"Nosotros sólo escuchamos disparos, muchos
disparos, y de inmediato nos encerramos en nuestras casas porque
no entendíamos lo que pasaba", continuó la mujer mientras sus ojos
enrojecían y sacudía las manos para afirmar sus declaraciones.
Entre el domingo y ayer lunes se efectuaron en
San Jerónimo los sepelios de las 10 víctimas. Y masivo fue el
dolor, el llanto, el pesar y la impotencia de los deudos por la
pérdida de sus queridos.
Por mal
estado, las armas de la policía no funcionaron
El informe elaborado en la comandancia de la
Policía Preventiva de este municipio de la Costa Grande indicó que
Flores López, después de haber matado cruelmente a su sobrino de
10 meses de nacido de nombre Humberto Flores, salió de su casa e
hirió con una piedra a un elemento de Seguridad del municipio.
Así, despojó a Ezequiel Mendoza de su rifle
AR-15 con 25 cartuchos útiles, y se fue por las calles de San
Jerónimo a matar al azar. A pocos metros, policías lo enfrentaron
e intentaron accionar sus armas carabina M2 calibre 30 milímetros,
pero éstas no funcionaron por estar en mal estado.
"Al no funcionar las armas, el homicida corrió
y se inició una persecución, pero siguió detonando el arma que
traía por diferentes puntos del pueblo. Nos apoyaron los elementos
policiacos de la Preventiva de Atoyac, de Tecpan de Galeana y la
Ministerial", registra el reporte que le fue entregado al
presidente municipal, Jaime Torreblanca García.
Familias desintegradas
En forma repentina y en pocos minutos, varias
familias quedaron desintegradas y ahora falta un hermano, una
madre, un padre, un hijo. Se tuvieron en San Jerónimo 10 velorios
y entierros en conjunto.
La primera familia diezmada fue la de María del
Rocío Ibarra, de 41 años. Luego siguió Juan Anselmo Rosales
Gaspar, de 47 años, y su hijo Javier Michelle Rosales Reyes, de 15
años. Los tres fueron asesinados por Flores López en la puerta de
la casa en donde vivían.
La segunda ocasión que el multihomicida detonó
el rifle AR-15 fue para matar al subdirector de Desarrollo Rural
del ayuntamiento, José Manuel Gómez del Río, y a su esposa Yolanda
Valdeolívar Carranza; una menor hija del matrimonio, Silvia
Argentina Gómez Valdeolívar, resultó lesionada y está
hospitalizada.
Después siguió el doctor de la clínica privada
San José, Ricardo Jiménez, de 48 años; posteriormente, fue
acribillado el panadero José Omar García Cruz, de 17 años de edad;
siguió Roberto Vallejo, de 55 años, quien descansaba en su hamaca
a la entrada de su casa y recibió tres impactos. Y la misma suerte
corrió Leonarda Navarrete Saligán, de 47 años.